Bancos occidentales bajo escrutinio por mantener presencia rusa en medio del conflicto en curso

Más de dos años después de la invasión a gran escala de Rusia a Ucrania y a pesar de las extensas sanciones internacionales, varias importantes instituciones financieras occidentales continúan manteniendo operaciones significativas en Moscú, generando beneficios sustanciales mientras enfrentan crecientes críticas de las autoridades ucranianas y defensores de la transparencia.
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- El gigante bancario austriaco bajo creciente presión
- La presencia bancaria italiana sigue siendo sustancial
- La presencia financiera estadounidense persiste a pesar de los esfuerzos de reducción
- Desafíos regulatorios y estrategias de salida complejas
- Implicaciones más amplias para las finanzas internacionales
El gigante bancario austriaco Raiffeisen Bank International, UniCredit de Italia y Citigroup con sede en EE.UU. se destacan entre las instituciones financieras occidentales que han mantenido operaciones significativas en Rusia más de dos años después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Moscú, generando beneficios sustanciales mientras reciben críticas crecientes de funcionarios ucranianos y defensores de la transparencia.
El gigante bancario austriaco bajo creciente presión
Raiffeisen Bank International ha surgido como un punto focal de esta controversia, con su filial rusa generando 1.100 millones de euros en beneficios durante el año financiero anterior, representando aproximadamente el 60% de las ganancias totales del prestamista austriaco a pesar de operar en una jurisdicción bajo extensas sanciones internacionales.
Las continuas operaciones rusas del banco han atraído un escrutinio particular de las autoridades ucranianas y funcionarios estadounidenses. A principios de este año, la Agencia Nacional de Prevención de la Corrupción de Ucrania designó a RBI como un «patrocinador de guerra» en un movimiento simbólico pero políticamente significativo, mientras que los reguladores estadounidenses han intensificado su escrutinio de las actividades rusas del banco.
Los funcionarios ucranianos han sido particularmente directos en sus críticas. «Las instituciones financieras que continúan generando beneficios sustanciales en Rusia están efectivamente financiando su máquina de guerra», declaró un alto representante del gobierno ucraniano especializado en política de sanciones.
Raiffeisen ha mantenido consistentemente que ha estado trabajando diligentemente para reducir su exposición al mercado ruso, aunque el progreso concreto en este frente ha sido medido. El banco reveló recientemente que había reducido su cartera de préstamos en Rusia en un 56% desde que comenzó la invasión, mientras que redujo los préstamos corporativos en aproximadamente dos tercios.
La presencia bancaria italiana sigue siendo sustancial
UniCredit, el segundo banco más grande de Italia por activos, ha mantenido de manera similar una presencia significativa en el mercado ruso, con sus operaciones en Moscú generando 476 millones de euros en beneficios durante el año anterior. El prestamista italiano ha reconocido públicamente considerar opciones de salida potenciales, pero aún no se ha retirado completamente del mercado.
El director ejecutivo del banco, Andrea Orcel, ha defendido las continuas operaciones de UniCredit en Rusia, argumentando que una retirada inmediata simplemente transferiría activos bancarios a entidades rusas, potencialmente a descuentos sustanciales que en última instancia beneficiarían al sistema financiero de Moscú.
«Hemos reducido nuestra exposición en Rusia en un 85% de manera responsable. Simplemente irse significaría entregar activos a los rusos, potencialmente rusos sancionados. Eso no está en el interés de nadie», afirmó Orcel en una reciente conferencia financiera.
Sin embargo, los defensores de la transparencia han cuestionado si tales estrategias de reducción gradual son suficientes dada la gravedad del conflicto en curso, sugiriendo que las operaciones continuas proporcionan un apoyo implícito a la economía rusa a pesar de las sanciones diseñadas para aislarla del sistema financiero global.
La presencia financiera estadounidense persiste a pesar de los esfuerzos de reducción
Citigroup, aunque anunció su intención de salir del mercado ruso poco después de que comenzara la invasión, continúa manteniendo operaciones en Moscú con aproximadamente 500 empleados, una reducción de 3,000 antes del conflicto, pero que aún representa una presencia corporativa sustancial.
El gigante bancario estadounidense ha citado complejidades regulatorias y prácticas para desmantelar completamente su negocio ruso, señalando que simplemente abandonar activos podría potencialmente violar varias obligaciones legales mientras beneficia a entidades sancionadas que podrían adquirirlos a precios de liquidación.
Un portavoz de Citigroup enfatizó que el banco «ha reducido su exposición en Rusia en más del 80% desde la invasión y continúa trabajando para salir de nuestras operaciones de banca de consumo y comercial local tan rápido como sea posible».
Las divulgaciones financieras indican que la exposición rusa restante de Citigroup asciende a aproximadamente 1.500 millones de dólares, considerablemente reducida respecto a los niveles previos a la invasión, pero que aún representa intereses financieros significativos en el país.
Desafíos regulatorios y estrategias de salida complejas
Los ejecutivos bancarios citan universalmente los extraordinarios desafíos regulatorios involucrados en salir del mercado ruso, señalando que cualquier salida requiere la aprobación de las autoridades rusas que han impuesto condiciones cada vez más estrictas a las empresas occidentales que buscan desinvertir sus operaciones.
Los decretos presidenciales rusos ahora requieren un permiso especial para que las instituciones financieras occidentales vendan sus filiales, con descuentos obligatorios de al menos el 50% en los valores de transacción y un «impuesto de salida» adicional del 15% sobre el precio de venta, condiciones que han complicado significativamente las estrategias de salida.
Los expertos financieros reconocen estos obstáculos genuinos mientras cuestionan si justifican completamente las operaciones continuas más de dos años después del conflicto.
«El entorno regulatorio es indudablemente desafiante, pero estas instituciones han tenido un tiempo sustancial para desarrollar e implementar estrategias de salida», señaló un analista de políticas financieras en un destacado grupo de expertos europeo especializado en sanciones económicas. «La pregunta cada vez más se convierte en si los motivos de lucro están superando las consideraciones éticas en estas decisiones.»
Implicaciones más amplias para las finanzas internacionales
La presencia continua de bancos occidentales en Rusia destaca preguntas más amplias sobre la efectividad del régimen de sanciones internacionales y los desafíos de implementar restricciones financieras coordinadas en una economía globalizada.
Los expertos en gobernanza corporativa señalan que las instituciones financieras enfrentan presiones competidoras: obligaciones regulatorias con sus países de origen, responsabilidades fiduciarias con los accionistas, obligaciones contractuales con los clientes y expectativas crecientes sobre responsabilidad social corporativa en zonas de conflicto.
Para los funcionarios ucranianos, sin embargo, el cálculo parece más sencillo. «Las instituciones financieras no pueden reclamar neutralidad mientras generan beneficios en un país que libra activamente una guerra ilegal de agresión contra su vecino», comentó un diplomático ucraniano involucrado en la coordinación de sanciones internacionales.
A medida que el conflicto continúa sin una resolución inmediata a la vista, es probable que las instituciones financieras occidentales que mantienen operaciones rusas enfrenten un escrutinio creciente de reguladores, accionistas y el público, lo que podría forzar acciones más decisivas con respecto a sus operaciones en Moscú en los próximos meses.